Aparqué el coche más o menos por el centro de la ciudad. Piper, los niños y yo bajamos de nuestro coche. Unos vehículos más al fondo, Paige y Phoebe peleaban tontamente por decidir quien conduciría a la vuelta.
Venga, dejad ya de discutir.
Besé a Piper tiernamente y, un instante más tarde, tomé a Wyatt de la mano y ofrecí a Chris a su madre para que lo tomara en brazos.
Bien, entremos...
Nos adentramos en el lujoso restaurante. El local de ensueño era muy parecido al sitio que mi mujer hubiera deseado tener antes de asumir su vida como defensora del bien.